El largometraje Un monstruo viene a verme parte de la esencia primigenia del cine fantástico pero con un tono dramático que desnuda el alma humana, desvela los misterios de la vida desde una perspectiva infantil, la cual goza de vocabulario propio para asumir el desenlace fatal al que se precipitan los personajes.
La película cuenta la actualidad de los colegios y el maltrato de los niños por parte los compañeros, también desgrana la forma de que tiene un adolescente de gestionar los sentimientos ante un acontecimiento terrible, desde el dolor y la culpa.
Todo ello hace que la historia dote de herramientas psicológicas a los jóvenes con las que gestionar la frustración, aprendan a encauzar las emociones y no olviden los valores familiares, convirtiéndose en un elemento pedagógico imprescindible para enseñar como a prender a convivir con la muerte y el dolor de forma constructiva.